lunes, 20 de febrero de 2017

Y, ¿Después de la cirugía? ¡Pierna nueva!

Y desperté.

¿Qué fue lo primero que pensé?
Nada.

No pensaba, sentía. Sentía mi cuerpo inmóvil y por alguna razón cansado y pesado. Pero al mismo tiempo sentía tranquilidad.

Estaba en la sala de recuperación, una sala donde llevan a los pacientes que salen de cirugía. Estuve unos minutos ahí y después, una enfermera observó que abría mis ojos, un poco desorbitados pero estaba estable, así que me  subieron a mi habitación. Todo era ensordecedor, sólo sentía.

Minutos después desperté, con mayor conciencia, con mayor  sensibilidad... y con mucha sed. Mi mamá estaba ahí, se acercó, humedeció una "motita" de algodón con un poco de Té y la colocó sobre mis labios.

¡Cuánta sed!
Pero no era adecuado ingerir alimentos ni bebidas, así que disfruté de mis labios húmedos.

Conforme pasaban los segundos comencé a recapitular... y entonces los vi.
Vi mis dedos de mi pierna izquierda, eran míos. 

- ¿Tengo mi pierna?- pensé.

Entonces recordé esas escenas de películas donde las personas pierden sensibilidad en sus piernas y son incapaces de mover sus dedos del pie. Y decidí intentar mover mis dedos del pie... ¡Wow, se mueven! ¡No los siento pero veo cómo se mueven!

Con mis manos toqué mi pierna, ahí estaba.
¿Cómo era posible? Yo autoricé la amputación.
¿El tumor?, ¿Dónde está el tumor?
¿Qué le hicieron a mi pierna?, ¿Qué ocurrió en quirófano?

No podía responder a esas dudas, pero sabía que tenía mi pierna, pesada y vendada, pero podía mover mis dedos del pie.

Mi mamá pasó la noche conmigo en el hospital. Fueron largas horas  para ella y mi papá que esperaron y esperaron, angustiados, nerviosos, pensativos quizás.
No sólo estaba en riesgo mi pierna, también estaba en riesgo mi vida.

Mi mamá no quiso comer, la preocupación y la espera mantenían su estómago llego de incertidumbre. Con tanta incertidumbre....¿Quién tiene hambre?

Aunque estuve dormida durante la cirugía deseaba descansar. 
Al día siguiente vería a los médicos, cada mañana hacían su recorrido por cada habitación con cada paciente. Entonces obtendría más detalles.

Y así fue.
Escuchamos los pasos de un grupo de personas, voces y murmullos, cada vez más cerca de mi habitación. Y entonces ocurrió: ¡Acción!

-¿Cómo estás Rocio? ¿Cómo amanecimos?...Señora, Buenos días- decían los médicos. Aunque sonrientes y con movimientos corporales suaves, no disimulaban el deseo de observar la pierna, de comentar el caso, de hacerme preguntas... de saber si mi cuerpo aceptaría la prótesis.

-¡¿Qué?!- Aceptar la prótesis, vaya, y yo creía que todo estaba hecho.

Pues no era así, resulta que la prótesis está hecha de un material apto para mi cuerpo pero eso no significaba que mi cuerpo respondería favorablemente, así que había otro detalle, un detalle más que atender.
Recibiendo la visita de mi papá 🙌💚🙌
Y bajando la temperatura alta 

Y así fue, las siguientes horas,  los siguientes días se trataban de observar la aceptación de mi cuerpo.

No fue sencillo pero mi prótesis se adaptó a mí, me transfundieron 4 paquetes de sangre, tuve ciclos de temperatura alta, pero jamás tuve ningún tipo de reacción alérgica.

Los milagros existen.
Oficialmente era una chica biónica.
Una chica con una pierna de Titanio.

Y lo más importante:
- Rocio, todo salió muy bien. Retiramos el tumor- supongo que los médicos compartían la misma emoción que yo. ¡Ya no hay tumor!




¿Cómo es que llegamos a este punto?
¿En qué momento pasé de ser una joven estudiante y deportista a una chica en espera de la respuesta de su cuerpo para aceptar un cuerpo extraño?, ¿En qué momento mi mamá y mi papá dejaron de ser una típica pareja con cuatro hijas saludables y con una vida relativamente tranquila, en curso, como cualquier otra familia? ¿En qué momento ocurre esta transformación?

¿En qué momento pasa la vida?

De pronto despiertas y te das cuenta que estás demasiado lejos de tu antigua vida... Pero estás tan cerca del cariño y apoyo de personas que jamás pensaste conocer.

Tuvimos la bendición de estar acompañados por excelentes personas, cuando me hospitalizaron conocimos a una excelente persona que nos llevó de la mano en cada momento. 

Gracias a Ella mis papás no se sintieron solos, gracias a Ella nos sentimos acobijados, comprendidos, orientados, y queridos.

T.S. Adriana Pérez León
Desde entonces una GRAN amiga 😍
👆Noten su rostro, amigable y cariñoso
Su manera de explicar cada paso, su manera de mirarte mientras tratabas de comunicar alguna duda confusa que tenías pero Ella entendía perfecto lo que querías decir, y su calidez para responder. 

Entonces, aprendes que los milagros no son acontecimientos casi irreales. Aprendimos que los milagros se traducen en personas enviadas a nosotros en el momento perfecto, de la manera perfecta.

Ella era una Trabajadora Social que compaginaba como una pieza de rompecabezas perfecta en aquel equipo perfecto.




En aquellos días, las chicas de mi edad conocían a chicos atractivos, salían de fiesta, disfrutaban el tiempo con sus amistades, entraban con pereza a sus clases de las 7 am, las noches de viernes eran de fiestas, antros, bailes, beber alcohol ¿Por qué no?, planeaban sus vacaciones, discutían con su mamá por que "No las entendían", acudían con papá por permisos para salir, elegían ropa de moda en su tienda favorita, acudían a su primer empleo... todas esas actividades que jamás viví a esa edad y me fueron arrebatadas...¿Arrebatadas?

¡Esperen! No se nos puede arrebatar algo que aun no poseemos.
OK, retiro la palabra "arrebatadas", en su lugar podríamos decir que fueron deseos no cumplidos, sustituidos por lucecitas.

Nota: Recuerden, "Lucecitas" son esas vivencias que nos dejan una lección. Son experiencias que iluminan nuestra vida.
 Y en su lugar me obsequiaron la compañía de personas que, sin estar conscientes del impacto que generaban en mi, me esclarecieron mi vida, que no me dejaron caer, me enseñaron a tomar decisiones sobre MI vida y sobre MI cuerpo, y sobretodo, jamás dejaron solos a mis papás. Ante la posibilidad de presenciar el fallecimiento de una hija (para muchos el dolor más fuerte que puede vivir una madre y un padre), jamás los dejaron solos.

Médicos que no veían una tragedia en mi enfermedad, veían un "caso extraordinario", por alguna razón les gustaba mi caso, lo platicaban, lo compartían con sus colegas...Me presumían. Y, aunque admito haberme sentido como un libro abierto, también admito que su pasión a su profesión salvaron mi vida y saber que mi salud estaba a cargo de profesionales apasionados me tranquilizaba. Al final de todo, si yo fallecía no sería culpa de ellos, sería mi tiempo.

Y hoy en día, independientemente de haberse tratado de una buena o mala decisión, he disfrutado de mi pierna. El poco tiempo que he tenido para usarla la he usado, la  he disfrutado... ¿Para qué tener una pierna nueva si no voy a usarla?

Mi pierna tiene un tiempo de vida. De 10 a 15 años dependiendo del cuidado que le ofrezca. Peso 48.250kg y mido 1.75cm, eso extendería el tiempo de vida de mi prótesis, pero he decidido usarla.

Esto no significa que sea negligente conmigo misma, pero tampoco significa vivir con miedo y estresarme. Significa vivir, atreverse y tomar decisiones con responsabilidad.

Quizás me quede poco tiempo, pero quiero que valga la pena. La quitarán y la desecharán, ¿Para qué desecharla como nueva? De ser sí, entonces no habría tenido sentido tener una prótesis que jamás iba a usar.

Así que no me detuve. Ni lo haré.
Ni siquiera sé quedarme quieta.

Mi vida continuó, no tuve la oportunidad de tener un auto así que me he desplazado a mis destinos en transporte colectivo, caminando con mi bastón, cargando mi bolso/mochila, al inicio de mis primeras caminatas acompañada pero después lo haría sola, utilizando mi rodillera cuando es necesario, usando mi cuerpo ahora que lo tengo.

El deporte me apasiona, así que lo retomé y ahora me dedico a remar.
¡Por supuesto que en la modalidad de deporte adaptado!

En él mi pierna con prótesis no realiza ningún esfuerzo que implique impacto o fuerza, ¡lo cual es perfecto!

Tardé algunos años en retomar el deporte, pero ahora estoy en él. No pude asistir a las olimpiadas de Londres 2012 ni Río 2016.
¡Pero viene Tokio 2020!

No sé si viva para entonces, pero al menos estaré en camino.




Estudié en la mejor Universidad de mi país, aunque el recorrido para llegar a la Universidad es de 2 horas, tampoco me detuve.
Biblioteca Central UNAM, Ciudad Universitaria.
Entrada de la Facultad de Psicología UNAM.
A la izquierda un elevador,
en ocasiones no funcionaba.



Viajar en transporte público tampoco es sencillo, los empujones y la indiferencia de la mayoría de las personas (algunas se han portado como ángeles), las infinitas escaleras (bueno, no son infinitas pero lo parecen) pueden ser un esfuerzo extra a mi pierna.

Pero ¿Qué otra opción tenía?
¿Quedarme en casa, evitar practicar lo que amo, dejar de asistir a mi Universidad que elegí con ilusión?

¿Qué clase de vida quiero?
Tengo dos opciones:

1. Gastar lo menos posible mi prótesis, aunque implique renunciar a lo que me gusta hacer y aún puedo hacer.

2. Vivir lo que me gusta hacer, mi prótesis se desgastará y durará menos... pero puedo vivir con responsabilidad.

Definitivamente elijo Vivir.

Tu, ¿Qué eliges?.

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