sábado, 22 de diciembre de 2018

Olvídate de Mi... "Ni una más"



"OLVÍDATE DE MI" decían una y otra vez en cada estrofa.
Con voces suaves pero desgarradas. Con un espíritu de reclamo, dolor y enojo al mismo tiempo.

Pedían a todas las mujeres del vagón que se unieran al canto. Que se guiaran con aquel pedazo de papel que contenía la letra de esa canción. 

A lo largo del vagón estaban todas ellas distribuidas, en grupo como siempre nos movemos las mujeres.... 

En grupo.

Al mencionar esto, me remoto a los viejos y -por desfortunio- ya típicos chistes sobre por qué vamos acompañadas al baño. 

Siempre de dos en dos. Nunca solas. 
Los hombres se ríen imaginando el propósito de ir acompañadas.

Ellos parecen no entenderlo... y nosotras tampoco.

Mientras nosotras lo hacemos sin pensar, nos detenemos para no ir solas, tardamos minutos para decidirnos e invitar a nuestra amiga, mamá, hermana, prima, sobrina...

- "Voy al baño, ¿Vamos?"
- Uuf, sí!  Desde hace ya un rato quiero ir. ¡Vamos!

Instantáneamente, como si naciéramos con ello.

Y es que, en realidad, hemos nacido con ello. Se llama instinto de superviviencia.

Porque sin darnos cuenta interiorizamos y normalizamos la amenza. Nos adaptamos a convivir con ella.

Y amigos/as míos/as. 
Adaptarse no siempre es la mejor solución. 

Ellas cantaban una y otra vez aquellas breves estrofas. Una y otra vez.

Eran de diferentes edades. Pero todas mujeres.

Una de ellas me miró. 
Y me entregó el pedazo de hoja con palabras que me guiaban en su canto.

Y entre canto y canto, algunas de ellas... ya no recuerdo cuántas precisamente, comenzaron a levantar sus voces.

Gritaban, con enojo, dolor y reclamo.
- ¡Por que vivas nos queremos!
- ¡Ni una más! ¡Ni una más! ¡Ni una más!
- ¡Por Leslie, por Mara, por cada mujer violada y asesinada!
- ¡Por cada mujer que el gobierno nos ha hecho creer que se suicidaron, o que fue culpa de ellas!

   ... Por cada mujer violada y asesinada.
¡Dios!

Mis lágrimas comenzaron a caer una tras otra. Mi corazón quería salir, quería gritar. Y al mismo tiempo quería que nadie notara esas lágrimas.

Sólo pensaba... "¿Por qué, hace 12 meses no estaban ahí?!"

¿Por qué, en una mañana donde el sol estaba en su resplandor, cuando iba camino a mi trabajo, yo estaba tan sola y tan sometida entre sus asquerosas manos?

¿Y si me hubiera matado? ¿Estarían ellas gritando mi nombre?

Hace 12 meses trataba de encontrar una parte humana de aquel monstruo. Trataba de evitar que me disparara... su arma contra mi sostenida con su mano inestable.

Buscaba por la ventana que alguien se diera cuenta y me liberara. Pero no había nadie. Deseaba que se llevara mis cosas y me dejara libre. 
Pero incluso mi libertad estaba en sus manos y no en las mías .

No pude evitar que hiciera de mi lo que quiso.

No pude. 



Decidí que aquello que no había tocado debería permanecer intocable por él. 

Me dañó como mujer. 
Como profesional.
Como ser humano.

No salí durante meses, me aislé del mundo... no dormía y cuando lo hacía despertaba con un sobresalto de miedo y nerviosismo.

Si salía de casa podría encontrarlo.
Cada auto rojo, cada auto que se acercaba a mi paso. Él podría estar cerca. Sabía quién era yo, sabía dónde vivo ... 

Se acercaba la competencia nacional de Remo bajo techo.
Y en mi búsqueda de un sentido a mi vida creí que  "Remo" no había sido dañado. 

Y aunque no pude salir de casa por unos meses... me aferré a la idea de proteger con mi vida esa parte de mí que con su sucio ser no había tocado. 

Y entonces, decidí ir a la competencia. 
Con mi familia. Sostenida y protegida.

Regresé a casa, no volví a salir en días .... pero cuando lo hice, salí al mundo. 



"OLVÍDATE DE MI" Cantaban... todas ellas, en grupo.
Nunca solas.




No hay comentarios.:

Publicar un comentario